En el marco de su 50 aniversario, la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura Venezolano-Francesa (CCIAVF) ha destacado la importancia de la moda como símbolo de conexión entre Venezuela y Francia. Un reciente conversatorio se centró en el legado de las once licencias de Christian Dior que fueron otorgadas a empresas venezolanas, un testimonio del potencial creativo y productivo del país. Este evento ilustró no sólo el renombre de Dior, sino también la capacidad que tiene nuestro país para realizar grandes productos de alta calidad, inspirando confianza en su infraestructura y talento.
La historia de la moda en Venezuela incluye a reconocidos empresarios como Roberto Rimeris, Margarita Zingg, Tom Zaidman y Roberta Mannelo quienes, fueron guiados por Aura Marina Hernández para llevar con responsabilidad, profesionalismo y compromiso las licencias de la Maison Dior, este grupo de profesionales demostraron que el país contaba con los recursos y conocimientos necesarios para producir bajo el nombre de la prestigiosa marca. Blue, representante de la casa Dior en Venezuela, recuenta que, a finales de los años 80 ya se hablaba de la calidad y la dedicación que caracterizaban a los productos fabricados en el territorio venezolano. Las licencias abarcaron desde ropa íntima y trajes de baño, hasta calzado y sastrería, destacando la capacidad de adaptación a las demandas del mercado local. Por ejemplo, Selfex se destacó en la venta de trajes de baño, logrando aplicar mejoras en diseño que los llevaron al éxito en un año determinado.
Margarita Zingg / Aura Marina Hernandez / Roberto Rimeris.
Aura Marina Hernández, al comenzar su trayectoria en Christian Dior, asumió la considerable responsabilidad de obtener las licencias necesarias para la producción de piezas de la prestigiosa marca en Venezuela. Esta misión se debió en gran parte a las severas restricciones de importación que existían en ese momento, lo que complicaba la llegada de productos de moda de alta gama al país. En este contexto, Blue, la representante de Dior, reconoció el notable potencial que poseía Venezuela en términos de elaboración y calidad. A través de un enfoque decidido y una visión clara, se embarcó en la búsqueda de fábricas y talleres locales que tuvieran la capacidad técnica y la experiencia necesarias para confeccionar productos que cumplieran con los altos estándares de excelencia de la marca.
Este proceso no fue sencillo, implicó superar múltiples obstáculos y trabajar en estrecha colaboración con artesanos y trabajadores de la industria textil venezolana. La dedicación y el compromiso de Hernández fueron fundamentales para identificar y capacitar a estos talleres, lo que permitió la producción de prendas y accesorios que llevaban la insignia de Dior, adaptando los diseños a las preferencias y necesidades del mercado local. Este esfuerzo pionero no solo significó la creación de una infraestructura capaz de manejar la sofisticación de una marca de lujo como Dior, sino que también fortaleció la industria de la moda en Venezuela, que comenzaba a florecer con nuevas oportunidades.
La culminación de este arduo recorrido fue la apertura de la boutique de Dior en Venezuela, un hito significativo que no solo representó la primera tienda de Dior fuera de Francia, sino que también marcó un antes y un después en la historia de la moda venezolana. Este establecimiento se convirtió en un símbolo de prestigio y calidad, haciendo accesible la moda de alta gama a los venezolanos y elevando el estándar de la industria local. La boutique no solo impulsó el crecimiento del sector, sino que también permitió a los diseñadores y productores venezolanos demostrar su capacidad para crear productos de lujo, reforzando así la identidad cultural y creativa de Venezuela en el ámbito de la moda internacional. Esta experiencia transforma a Blue en un referente en la industria, inspirando a futuras generaciones de diseñadores y empresarios a seguir sus pasos en la búsqueda de la excelencia y la innovación dentro del mercado local.
El conversatorio no solo celebró el legado de las licencias que la casa Dior otorgó a Venezuela, sino que también se convirtió en un llamado a la esperanza de revitalizar la industria textil y de moda venezolana. “La esperanza es el sentimiento que nos muestra que las cosas pueden mejorar”, compartió Silvia Neresoff, reafirmando la necesidad de poner todos nuestros esfuerzos en restaurar a Venezuela como un referente en la moda internacional. La historia y el savoir-faire de la marca se entrelazan con el arte, creando un puente significativo que resalta la importancia de la moda para la economía del país, una afirmación respaldada por la calidad de los productos y la visión de los empresarios venezolanos.
El evento también destacó anécdotas entre los ponentes y el público presente, recordando un desfile de 1987 al que asistió Roberto Rimeris junto a Francois Weffer, periodista de moda pionero en la época, o la historia de cuando Ivanna Trump elogió a Margarita Zingg por su vestido Christian Dior, generando de ella la respuesta “Sí, es Dior, pero producido en Venezuela”, una anécdota en la que Margarita resalta la emoción frente al elogio debido a que fue un vestido confeccionado en su taller bajo la licencia otorgada por la Maison.
La CCIAVF, al celebrar su aniversario, reafirma su compromiso de fomentar la generación de ideas y el impulso del talento nacional, apostando a la reconstrucción del sector moda. Con ejemplos de éxito y un mensaje claro: “si uno tiene el ojo y tiene a dónde apuntar puede llegar”, se cerró un diálogo motivador que sugiere que el resurgimiento de la industria de la moda en Venezuela es posible a través del trabajo, la disciplina y el compromiso.
La moda es un reflejo de la identidad cultural de un país, y al revitalizar esta industria, se fomenta no solo el crecimiento económico, sino también la afirmación de un legado artístico que ha caracterizado a Venezuela durante décadas. A través del apoyo a jóvenes diseñadores, la inversión en educación y formación especializada, y el impulso de iniciativas que promuevan la colaboración entre empresarios locales e internacionales, se puede construir un ecosistema sólido que respalde la producción de prendas de alta calidad y diseño. Además, es crucial que se priorice la sostenibilidad y la ética en la producción, adaptándose a las demandas globales modernas y haciendo hincapié en la responsabilidad social.
Esta historia de éxito resalta la necesidad de potenciar las capacidades locales y la esperanza de devolver a Venezuela su estatus como un centro de excelencia en la moda, demostrando que, unidos, es posible construir un futuro brillante. La historia de las licencias de Christian Dior es un claro ejemplo de cómo el talento y la pasión pueden florecer en un entorno propicio. Las experiencias compartidas durante el conversatorio subrayan que el camino hacia la recuperación de la industria no se trata solo de mirar al pasado, sino de aprender de él para impulsar la innovación y la creatividad actuales.